()..el asociarse es salir de los encierros: mentales y físicos. Pero ahora queremos declarar que también es el primer paso para la representación, para la influencia social, política e intelectual, para hacer opinión pública, para tener opinión autorizada, para constituir candidatura.
En las organizaciones de mujeres feministas fundamos una nueva fórmula de estar en el mundo: la sororidad: nos promovemos unas a otras, podemos sororiar, creamos apoyos, sustentamos a las que llegan más lejos o más alto, nos empoderamos, y por fin ¡nos representamos!
Es el primer paso para salir de los mandatos patriarcales y el primer paso al salir de los mandatos patriarcales, para deconstruir la democracia elitista patriarcal, para construir democracia universalista, democracia vital, democracia feminista, en suma.
Para ello vamos posicionándonos (pacto intrapsíquico), especializándonos (pacto intragénero) y empoderándonos (pacto intergéneros).
Posicionarnos, mediante un pacto intrapsíquico, entre nuestra mujer ancestra patriarcal y colaboracionista y nuestra mujer moderna feminista e insurgente. Valorar los riesgos y calcular los precios de la sumisión o de la libertad. Decidir en nuestro propio beneficio. Partir de nosotras. Contar con nuestros propios deseos y necesidades.
Especializarnos, haciendo un pacto sórico, intragénero. Para que las mujeres nos organicemos reconociendo el valor de todas nuestras luchas y trabajos, para que no exijamos lo imposible a otras, para que sumemos esfuerzos, experiencias y logros y podamos diluir y disgregar una parte de nuestros escollos. Las mujeres feministas somos necesarias en todos los campos de la actividad y el conocimiento: sindicalistas, maestras, políticas, directivas, pensadoras, artistas, presidentas. No tomemos cuenta a las mujeres de lo que no se la tomamos a los hombres, establezcamos la paz y no agresión entre nosotras, en el consenso o en el disenso. Tenemos que crecer porque nuestras raíces se arraiguen. No nos cortemos la hierba bajo los pies.
Empoderarnos, estableciendo con los varones alianzas legítimas de reconocimiento entre iguales, no entrando en el manido y viejo juego de la cesión aplacatoria ni de la perversa seducción, estableciendo paridad real y simbólica, tendiendo puentes de influencia y de autoridad equivalentes. El nuevo pacto social del que se comienza a hablar, que, en realidad, será un pacto sociosexual nuevo, pues jamás ha tenido precedentes en la historia.
Extraído de la ponencia “Participación y Democracia Paritaria”. María Elena Simón Rodríguez. 2006
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